El Templo del Cielo de Beijing (天坛)


El Templo del Cielo es una de las principales atracciones de Beijing, un complejo monumental vastísimo que abarca 2,7 kilómetros cuadrados. Construido entre 1400 y 1420 siguiendo estrictos preceptos de la filosofía oriental, fue consagrado como centro para la realización de sacrificios y ofrendas para la cosecha durante las dinastías Ming (s. XIV-XVII) y Qing (s. XVII-XIX). Fue el emperador Ming Yongle quien ordenó su construcción; el mismo responsable de la edificación de la Ciudad Prohibida.

Recién llegada a Beijing, visitando lo más puntero (2011).


Durante la Rebelión de los Boxers en el s. XIX, el área del templo fue utilizada como base de operaciones de las naciones aliadas durante la contienda, siendo esta víctima de los pillajes y destrozos propios de los tiempos de guerra.

A título anecdótico, cuando Yuan Shikai, Presidente de la República China, quiso reforzar su alzamiento como líder de la nación (y como nuevo Emperador) en 1914, realizó una ceremonia de la cosecha a la antigua usanza para imbuirse, en cierta forma, de la divinidad del emperador mediante la realización de la ofrenda. Y para convencer al personal. El intento fracasó estrepitosamente, y la maniobra no dio el fruto esperado. La historia de las guerras chinas a finales de la dinastía Qing y durante los comienzos de la República es muy interesante, pero no me extenderé más aquí, puesto que es también un tanto confusa.

El área se divide en varias zonas, cada una con sus usos y simbología específicos. A continuación os comento un poco por encima los distintos elementos que conforman el complejo, destacando cuatro de ellos en particular.

De norte a sur: Pabellón de las Buenas Cosechas, Palacio del Ayuno, Bóveda del Cielo y Altar Circular.


Pabellón de la Oración por las Buenas Cosechas


Este recinto, situado al norte del complejo, es el que constituye la imagen más típica del Templo del Cielo. Se trata de un edificio circular de 38 metros de altura construido sobre tres terrazas circulares concéntricas de mármol, adonde el Emperador acudía para realizar las ofrendas para que los cielos bendijesen las cosechas del año.
Lo que hace que este edificio sea especial es el hecho de que no tiene ninguna viga; se sostiene sobre 28 pilares de madera ricamente ornamentados: 12 pilares exteriores representan las vigilias del día; los 12 interiores, los meses del año; y los cuatro principales, las cuatro estaciones.

Como podéis observar en la fotografía de más abajo, el Pabellón está rodeado, además, por una muralla cuadrada.


Fotografía tomada desde el aire

Detalle de la decoración de los pilares del interior del pabellón


Palacio del Ayuno

Aquí era donde el Emperador residía cuando visitaba el templo y, como bien indica el nombre, ayunaba. Sin más.



Bóveda Imperial del Cielo

Este edificio es similar en construcción al Pabellón de las Buenas Cosechas, pero se alza solamente sobre una terraza circular de mármol, en lugar de tres. Está rodeado por una baranda que se conoce como «el muro del eco», y que otorga al edificio unas propiedades acústicas especiales: un susurro en un extremo puede ser escuchado desde el otro.

El edificio estaba destinado a almacenar tablillas divinas. Divinas de la muerte.



Altar Circular

Sin duda, la construcción más espectacular y simbólica de todo el complejo. El Altar Circular o del Cielo está conectado con el Pabellón de las Buenas Cosechas mediante un camino de piedra de unos 350 metros de longitud, que a su vez atraviesa la Bóveda Imperial del Cielo. Se trata de un altar circular sobre tres terrazas de mármol blanco, altar sobre el que el Emperador alzaba su oración al cielo.  

En el centro de la terraza más alta se halla la Piedra del Centro Celestial, de la que se dice que otorga una voz resonante a quién esté posado encima de ella. La rodea un primer anillo de nueve losas de mármol idénticas. El segundo anillo tiene 18 losas, el tercero 27, y así hasta completar nueve anillos y 81 losas en la terraza superior, y 3402 losas en toda la construcción. Las balaustradas que rodean cada terraza también siguen son múltiplos de nueve, con 360 pilares de piedra simbolizando los 360 días del antiguo calendario lunar chino.


Heme aquí sobre la Piedra del Centro Celestial. La voz como a Frank Sinatra.

El altar y sus terrazas están rodeados por dos muros: uno circular y otro cuadrado. Este dato es interesante por su simbología: las forma geométrica cuadrada representa la tierra, mientras que la circular simboliza el cielo. Así pues, esta combinación de elementos uno dentro del otro viene a indicarnos que este enclave es el punto de encuentro entre dos realidades, el lugar donde lo divino y lo mundano se unen. Aquí el Emperador podía comunicar las necesidades terrenales a los cielos y, así, ser oído.
Vistas desde el Altar Circular.


 A lo que nos interesa: el Templo del Cielo se encuentra al sur –bastante al sur–, circundado por el segundo anillo (sur) de la ciudad, nan'erhuan 南二环. Lo bueno es que tiene su propia parada de metro en la línea 5, que linda con la puerta oeste del recinto. Fue abierto al público como parque en el año 1918, y desde entonces es una de las principales zonas de ocio de familias y jubilados de la ciudad. Como todos los parques de China. Aquellos que sostienen que en China no hay libertad es que no han visto jamas a un chino suelto a sus anchas en un parque. Ahí puede pasar de todo... Y para reforzar mi argumento, os dejo unas fotos.

Extensas zonas verdes.
Una zona estupenda para pasar un día relajado.
Señora iniciándose en el maravilloso mundo de la cinta. Nivel: serpiente de agua.

Señor dándolo todo. Nivel: los nueve dragones.
Épica batalla de Tai Chi entre la Grulla Blanca y la señora rebolonda del gorro de pesca.

Abuelos jugando al Chinchón

Gente haciendo películas amateur de peleas
Señores jugando al ajedrez chino

Señora colgada de un puñetero árbol, por qué no...
Gente muerta

Y... la compra-venta de seres humanos, que no falte


Hasta aquí la entrada de hoy, ¡espero que os haya gustado! La semana que viene os hablaré sobre el ambiente que se respira en una clase de chino para extranjeros. Al menos, las que me tocaron vivir a mí. ¡Hasta pronto!

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